La navidad y el consumismo

«Un año más, la Navidad es sinónimo de reuniones familiares y de ilusión. Pero además, viene de la mano de un consumismo desenfrenado. Parece que en la mente de la población sobresale solo una palabra: comprar. Me pregunto cómo en una única época nos hemos podido inventar tantas excusas para gastar dinero. Para empezar, los grandes encuentros en torno a una mesa: la cena de Nochebuena, de Nochevieja, la comida de Reyes y alguna más propia de cada familia. Estos son grandes no por el número de personas, sino por todo el exceso de comida. En otro plano, se encuentran los regalos, y no me refiero solamente a los de los más pequeños. Y por último, la lotería, la decoración (incluidas las luces), la ropa y los demás abusivos gastos.»

«Llega la Navidad y los ayuntamientos de nuestros municipios llenan las calles de bombillas y más bombillas y de gasto energético inútil y derrochador.»

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Las consecuencias más graves de no medir el número de juguetes es que estamos enseñando a los más pequeños que la felicidad es material. Y la realidad es que estamos consiguiendo que los niños crezcan con unos valores equivocados: cada vez más exigentes, individualistas y materialistas.

El consumismo excesivo genera grandes cantidades de residuos que terminan en la basura. Entre otras muchas consecuencias, contribuimos a empeorar el medio ambiente y el cambio climático.

Esta situación se acentúa con las compras online: la necesidad de transportar el regalo hasta los hogares, dan como resultado una mayor huella ecológica. Con acciones tan sencillas como no comprar bolsa, contribuiría a disminuir la cantidad de plástico desechado.

Se desperdician importantes cantidades de comida. La filosofía de «mejor que sobre que no que falte» se hace muy presente en Navidad. La compra excesiva de comida que finalmente terminará en las basuras pone en evidencia el hecho de que compramos más de lo que necesitamos.

El incremento del gasto de los hogares en estas fechas. Es una consecuencia derivada de la anterior. El juego de la demanda y la oferta nos da como resultado un incremento importante de los precios. Compramos alimentos que no consumimos durante el resto del año, los cuales aumentan su precio.

La estimación de gasto de los españoles para estas navidades ha aumentado un 2,4% con respecto al gasto real del año pasado.

España está por encima de la media de los países europeos encuestados en intención de gasto. Los consumidores europeos gastarán de media unos 461€, un 3% más que el año pasado.

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En mi opinión creo que consumimos demasiado, ya sea comprando decoración para casa, posiblemente aun nos dure la del año pasado pero vemos cosas nuevas que nos gustan y acabamos comprando nueva decoración.

La cantidad de comidas familiares que tenemos, gastamos muchísimo dinero en comida, de la cual sobra mucha, también los estrés navideños, como el turrón, los polvorones, neulas, etc.

Otro aspecto seria la cantidad de luz que gastamos, las bombillas de decoración de navidad y las luces que se ponen en las calles de todas las ciudades.

En resumen navidad yo creo que es un acto para estar en familia y vivirlo de manera fantástica, amorosa y divertida. No se le debería dar tanta importancia al consumo de regalos o a las cosas materiales.

El problema es que desde pequeños nos inculcan que la navidad se basa en comidas familiares y la época en la cual te traen regalos, no deberíamos  exceder , reducir la compra y vivir más el momento y las navidades.

Fuente: Elaboración: Sofia Bertran a partir de cita «Consumismo Navideño» Referencia: ·»El País” enlace 1482248938_527502.html

 

Un mes de gran consumo

Ofertas de Black Friday

«El próximo viernes arranca el período del año donde las compras se disparan. Una costumbre importada de Estados Unidos, el Black Friday, adelanta algunas de las tradicionales compras de Navidad y Reyes. Este fenómeno, unido al auge del comercio electrónico y a la progresiva desregulación de las rebajas, ha provocado una mutación en los hábitos de consumo que han acelerado determinadas tendencias y  han favorecido unos modelos comerciales concretos. A menudo, los cambios intensos y acelerados nos inquietan en la medida de que generan sensaciones que no siempre se corresponden con la realidad. ¿El hecho de que las ventas de esta campaña se prolonguen durante más de un mes provoca realmente que compremos más productos o que gastemos más? ¿La lluvia de ofertas, tanto en los comercios presenciales como virtuales, ayuda realmente a practicar un consumo más responsable? ¿Somos conscientes en el momento de decidir dónde compramos de que nuestro desplazamiento al entorno digital provoca en algunos de nuestros conciudadanos consecuencias desastrosas como las que sufrimos en nuestros empleos y profesiones?

No hay duda de que estas nuevas formas de compra están cambiando el panorama de la oferta. Los pequeños comercios locales son las grandes damnificados a pesar del buen nombre que tienen por la calidad del servicio que dan y por su contribución a la cohesión social. Y su desaparición nos es ineludible. Algunos han sabido adaptarse, pero necesitan una regulación equitativa del comercio que se haga en beneficio del consumidor, pero que evite también asimetrías o zonas de fiscalidad opaca. En algunos casos, podemos hablar sin ambages de estraperlo digital, es decir, de prácticas comerciales que construyen su competitividad gracias a las diferencias en los impuestos o en las regulaciones, y no por la eficiencia en la distribución o en la producción. Garantizar la competencia significa eliminar trabas innecesarias pero también velar por la equidad y por la igualdad de oportunidades. A ello contribuyen decisivamente Gobiernos y Parlamentos garantizando reguladores independientes, pero los consumidores también podemos contribuir en el momento de nuestra elección.«

En este artículo nos hablan de los efectos de la costumbre importada de Estados Unidos del Black Friday, del auge del comercio electrónico y la desregularización de las rebajas. Todo ello está provocando cambios en los hábitos de consumo y se plantean dudas sobre hasta qué punto los consumidores son conscientes de cómo esos cambios están afectando al pequeño comercio local. También se plantea si el hecho que las promociones se alarguen más de un mes provoca que se compre más productos, que se gaste más y si esas compras son compras responsables o no.

Algunos pequeños comercios han sabido reinventarse para sobrevivir, pero los gobiernos tienen un papel importante en ello, en el sentido que tienen que trabajar para aplicar medidas impositivas justas y equitativas entre el comercio electrónico y el físico ya que actualmente en el comercio electrónico goza de ventajas en ese sentido.

Realmente el crecimiento del comercio electrónico y la gran cantidad de promociones que se ofrecen durante periodos largos de tiempo están provocando un cambio importante en la forma de comprar. En términos económicos, el Black Friday y las campañas que lo acompañan son un incentivo al consumo que además se ve incrementado por la cercanía de las fiestas de Navidad, fechas en las que ya es habitual aumentar las compras.  Este aumento de las compras por un lado es positivo, puesto que aumentaran los ingresos de los que producen o venden los productos, pero el incremento de las ventas digitales provoca también un menor crecimiento de las ventas físicas sobretodo de los pequeños comercios que no pueden permitirse campañas promocionales tan agresivas.

Por otro lado, pienso que si las ventas electrónicas siguen creciendo también tendrá un efecto en el tipo de contratos de trabajo, seguramente se necesitarán menos vendedores porque habrá menos tiendas y se requerirán otro tipo de trabajos, como especialistas en campañas de marketing digital, expertos en redes sociales…

Además de todo ello el consumo desmesurado sin tener en cuenta dónde y cómo se produce también tiene costes medioambientales y humanitarios importantes.

Creo que el cambio del modelo de compra es inevitable aunque seguro que aparecerán medidas que lo regulen y impuestos más elevados que implicará más costes también a los que se dedican al comercio electrónico.

Fuente: Elaboración realizada por Clàudia Pujol Riera a partir de: https://www.elperiodico.com/es/opinion/20191123/editorial-un-mes-de-gran-consumo-7747533

El parón del consumo arrastra al PIB, que crece al menor ritmo desde 2014

Trabajadores en una cadena de montaje de una fábrica de motocicletas.

«La economía prosigue con su ralentización. Entre abril y junio creció un 0,4% trimestral frente al 0,5% registrado en el trimestre precedente. En tasas anuales todavía avanza con un vigoroso 2% en plena desaceleración global. Sin embargo, la composición de este crecimiento tiene ahora unas bases algo menos robustas. Si bien es cierto que el ahorro de los hogares mejora, el consumo de las familias y la inversión se estancan. La actividad aguanta gracias al sector exterior, que está aún sujeto a la incertidumbre comercial, y al gasto público, todavía pendiente de una reducción del agujero en las cuentas del Estado»

En este artículo hablan de la ralentización del crecimiento de la economía española. Sigue creciendo, pero a un ritmo mucho más lento. Ante la perspectiva de esta desaceleración se observa un aumento del ahorro de las familias, pero una disminución del consumo y la inversión de las mismas. Si la actividad sigue aguantando es porque este efecto de freno en el consumo y la inversión aún no ha tenido tanto efecto en el sector exterior.

La incertidumbre a nivel general está afectando mucho al consumo de las familias. El crecimiento de la economía española se apoyaba mucho en el crecimiento del empleo y al haber más empleo, también había un crecimiento del consumo de la población.

En mi opinión, cuando se habla de desaceleración de la economía, la gente, ante la incertidumbre de lo que va a pasar, no saben si en un futuro próximo pueden perder el empleo, reaccionan aumentando el ahorro y por tanto disminuyendo el consumo. Es decir, una parte de lo que ganan las familias se destina a ahorrar y no a consumir de esta manera aseguran poder satisfacer sus necesidades básicas si las cosas se ponen mal. Esto tiene un efecto directo en el crecimiento económico ya que, si disminuye la demanda de forma importante, porque una parte importante de la población deja de adquirir bienes y servicios, las empresas empezarán a disminuir beneficios. Si disminuyen los beneficios porque venden menos, las empresas reducirán el número de trabajadores, es decir aumentará el paro y aun se reducirá más el consumo.

Fuente: Elaboración realizada por Clàudia Pujol Riera a partir de: https://elpais.com/economia/2019/09/30/actualidad/1569827274_459374.html

El consumo de perfumes y cosméticos alcanzó los 6.660 millones en 2016

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Las ventas de perfumes y cosméticos crecieron el año pasado en un 3,25%, hasta llegar a los 6660 millones de euros. En 2016, el sector ha conseguido remontar las ventas, después de padecer varias caídas durante los primeros años de la crisis.

Podemos destacar que este aumento del consumo se ha registrado en cinco categorías: perfumes y colonias, maquillaje, cuidado de la piel, del cabello e higiene personal. El maquillaje ha subido un 8% y los perfumes y colonias un 4%.

Dentro de la categoría de los perfumes, se alcanzó los 1245,4 millones de euros y 5 millones más de unidades vendidas que en el año anterior (en 2016, 68 millones de unidades). Pero dentro de este rango se aumentaron las ventas en un 5% en  los perfumes de alta gama. Los perfumes destinados a las mujeres crecieron a mayor escala (5%), mientras que los masculinos solo crecieron en un 3%.

Por otro lado, vemos que la categoría del maquillaje se ha visto beneficiada por la moda de los selfies y tener una imagen personal cuidada en las redes sociales. Se llegó a alcanzar los 649 millones de euros en ventas y más de 91 millones de unidades vendidas. Dentro de la categoría destacan los labiales que aumentan en un 12% y 17 millones de unidades venidas.

También destacamos la categoría del cuidado de la piel, donde se alcanzaron los 1886 millones de euros venidos. Esta es la categoría con más consumo en total, un 28%. También ha aumentado por la concienciación que tiene la gente para protegerse en verano del sol. Los productos de cuidado para el pelo cierran en positivo, pero crece a menor ritmo que los demás. Los productos de aseo personal en general también a aumentado y la excepción son los productos para el afeitado masculino (-2,9%), ya que la tendencia que se lleva ahora es dejarse barba.

Este sector ha generado de forma directa, solo en España, 35000 mi estos de trabajos y de forma indirecta 200.000 (15000 en perfumerías, 50000 salones de peluquería, 22300 en centros de belleza y 21900 en farmacias). Es un mercado con tejido industrial diverso: 84% son pequeñas y medianas empresas españolas. Y dentro de nuestro país están situadas las sedes de importantes plantas de producción de multinacionales de este sector.

Fuente: Elaboración propia a partir de: El Economista

¿Por qué el gran consumo cayó en 2016 a pesar de la recuperación?

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El sector del gran consumo (todos los productos de uso cotidiano que compramos en los supermercados e hipermercados para consumir en casa) está padeciendo una salida de la crisis peculiar.

El sector alimenticio y de bebidas en 2016 entró en números rojos. Llegó a facturar un 1,2% menos y se vendió un 1,6% menos de productos, (datos de la consultora Kantar Worldpanel)

Esta situación puede resultar chocante si tenemos en cuenta que el consumo se ha recuperado, los españoles salimos más, no nos lo pensamos tanto a la hora de adquirir un producto y, además, miramos menos el precio que antes. Sin embargo, esta caída tiene su explicación.

El del gran consumo es un sector muy estable. Independientemente del momento económico que atraviese el país, todos tenemos que comer y beber. Por eso, en épocas de crisis no cae tanto como otros, y en momentos de crecimiento económico tampoco se dispara. Se vendió y se facturó menos por cuestiones ajenas que tienen que ver más con cómo somos y vivimos.

1. Actualmente se consume más fuera de casa que dentro. Salimos más, comemos y cenamos fuera más a menudo, pero el único que se conserva aún es desayunar en casa.

2. También estamos más concienciados en no tirar tanta comida. Ahora, compramos menos porque, lo que adquirimos, lo consumimos con más responsabilidad. En el último año hemos dejado de tirar 80 millones de kilos de comida.

3. En cuanto a la demografía, hoy en día la mitad de los hogares españoles están compuestos por dos o menos personas. Se realizan compras más individuales y se ven menos carros llenos.

4. Somos sensibles en la subida de los precios. El cliente no está dispuesto a pagar más por un producto si no tiene un valor añadido.

Elaboración propia a partir de: El Mundo