A finales de el año pasado, el Banco Popular, cayó y Santander lo compró. Todos los accionistas que tenían acciones del Popular, las perdieron, si no constaban de una cantidad mínima marcada por el propio banco.
Ahora, las dudas y los problemas son otros. Los clientes que eran del Banco Popular y todavía tienen las tarjetas de crédito, están en manos de su ex-banco. A finales de este mes, Santander, quiere recuperar la propiedad de las tarjetas emitidas por Popular y tendría menos interés por mantener el negocio. La operación estará dividida por dos tramos. La rentabilidad que generan estas tarjetas, van en manos de Popular, por lo que si al final se cierra el acuerdo, se vería totalmente perjudicada.
Fuente: Expansión
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