El Catedrático de la Universidad de Columbia, Xavier Sala i Martín, ha hablado de la racionalidad en la economía y la economía conductural. En muchas ocasiones, los agentes económicos toman decisiones erróneas incentivadas por las emociones humanas.
Sala i Martín asegura que, a veces, «tenemos una seguridad sobre nuestras creencias que está totalmente fuera de la normalidad, esto tiene consecuencias económicas, por ejemplo, nos lleva a pedir hipotecas cuando existe un gran riesgo de que no la podamos pagar«.
«Todos tendemos a pensar que siempre vamos a ganar el mismo dinero que ahora, porque tenemos una gran confianza en mis posibilidades y en la de la pareja, pero más del 90% de ocasiones nos equivocamos», asegura Sala i Martin.
Estas decisiones se toman por culpa de un exceso de confianza, el Catedrático de Columbia cree que «esto nos lleva a los dramas a los que estamos asistiendo. Mucha gente no puede pagar la hipoteca y seguramente la razón es que nunca debería haber pedido una hipoteca«.
Y es que, «la percepción que uno tiene de uno mismo no es la misma que debe tener, el exceso de confianza nos lleva a tomar decisiones equivocadas» señala Sala i Martín en su bolg personal.
Un ejemplo claro, el de la pasada burbuja inmobiliaria: «cuando el precio de un activo sube tendemos a pensar que seguirá subiendo, siempre subirá, la vivienda nunca baja; pero la vivienda sí baja, muchas veces ha bajado en la historia, pero tendemos a observar sólo la historia reciente». Estas percepciones y tomas de decisiones basadas en ellas, acaban teniendo consecuencias catastróficas».
Conclusión:
Estoy totalmente de acuerdo con las afirmaciones del economista Sala y Martín. La gente debería ser suficientemente autocritica para saber cuando puede o no puede hacer una cosa. Pero es mucho más fácil no ver la realidad y no pensar lo que te deparará el futuro, si en ese momento has conseguido lo que querías.
Somos una sociedad consumista, impulsiva e irracional. Cuando vamos a compra un producto de un valor menor parece que nos va la vida. Nos lo pensamos mil veces, pero a la hora de firmar una hipoteca que es casi inviable para nuestras posibilidades, ni leemos la letra pequeña.
No estoy a favor de los desahucios pero si que es verdad que un gran porcentaje de esas personas se han visto en está situación por ellos mismos.
Fuente: El Economista, Domingo 26
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