Tras unos meses que han sido de todo menos tranquilos, hoy, un caluroso jueves de agosto, he podido levantarme a una hora en la que el sol ya luce en lo alto del cielo.
La mañana se ha desarrollado de la manera más reposada tranquila y una de las actividades (casi la única esta mañana) ha sido la de leer la prensa. La de ayer y la de los dos días anteriores, así, en sentido inverso, de lo más nuevo a lo más viejo.
Y de esta manera tropecé con un interesante artículo en “La Vanguardia”: Más iguales, más felices. La foto no evocaba precisamente esa felicidad, pero ha valido la pena leer el artículo.
¿Qué visión ofrece el artículo? Cuanto menor es el nivel de desigualdad, se disminuye la amplia gama de males sociales, refiriendo en este caso a la delincuencia violenta, el número de presos, las enfermedades psicológicas…
Mención a un libro: “The spirit level” (2009) explica más acerca del tema. Escrito por Richard Wilkinson y Kate Pickett, ambos especialistas en temas de salud y economía, han elaborado un indicador compuesto de varios baremos de salud individual y social.
En los dos extremos de la diferencia real entre ricos y pobres EEUU y Japón. En Estados Unidos el 20% mejor remunerado gana nueve veces más que el 20% más pobre. En Japón, esta diferencia se reduce a cuatro y por lo comentado en el artículo, registra menos problemas.
Una vez alcanzada una renta media per cápita, los incrementos de felicidad y esperanza de vida por aumentos de renta, son cada vez menores. Eso dicen los estudiosos….
¡Todo lo comentado anteriormente suena como utópico! ¿A menor diferencia, más felicidad? ¿Y por qué no? Obama, durante su campaña electoral, ya comenzó a mostrar una cierta predisposición a este concepto “hace falta extender la riqueza” fueron sus palabras. Puede resultar complicado en una sociedad de tipo meritocráticas.
¿Y qué tiene la crisis que decir en todo esto? Parece haber afectado más a economías desiguales –dependientes del consumo y el endeudamiento- que no aquellas en las que el nivel de desigualdad es menor. En este punto cabría “rascar” un poco más. En estas últimas, se trata de países en los que la renta per cápita es bastante más elevada.
Y para acabar de redondear las dos páginas del artículo del diario, así como por casualidad, aparecen dos breves columnas en las que hablan de lo que denominan “ejecutivos galácticos” donde mencionan que un tal sir Fred Goodwin (ex presidente del Royal Bank of Scotland – en manos del Estado británico desde principios de año) recibió 24 millones de euros en pensiones. RBS ofreció pactó además un salario anual de 12 millones de euros para el nuevo presidente. ¡Ver para creer!
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