Me he preguntado esta cuestión en múltiples ocasiones, y también me lo han preguntado muchas personas. ¿Cuál es la respuesta? Pues contestaré a la gallega, depende. Creo firmemente que las personas podemos cambiar, lo he experimentado en carne propia y en carne ajena, sin embargo hay algo totalmente necesario: Que hayavoluntad de Cambio.
Por voluntad de cambio no me refiero a que pensemos, o incluso digamos,quiero cambiar, de la misma manera que hacemos la lista de propósitos en Año Nuevo, esa que casi nunca cumplimos. Entonces, dónde está la voluntad de cambio. Cambiaremos sólo cuando sintamos auténtico dolor al realizar lo que hacemos y queremos cambiar. Siempre suele existir un motivo para hacer las cosas; obtenemos alguna ganancia aunque sea algo que no veamos. Si hacemos las cosas de esa manera es porque algo ganamos. Desgraciadamente ese motivo no siempre lo tenemos presente. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es ser plenamente conscientes del motivo por el que seguimos haciendo lo mismo una y otra vez.
Para arrancarnos de nuestra monotonía, de eso que no nos deja hacer lo que queremos, al principio no hay que motivarse. La motivación nos ayudará una vez hayamos arrancado. Para arrancar, la única inercia se va a producir a través del dolor. Si nos duele en verdad lo que hacemos SÍ cambiaremos, si no nos duele, no.
Por eso los procesos de Coaching son tan poderosos, porque antes de iniciar el cambio en busca de nuestros objetivos exploramos nuestra realidad, buscamos hasta encontrar cuál es el motivo por el que no cambias, qué es lo que hace que sigas haciendo lo mismo una y otra vez. Un buen proceso de Coaching debe hacer ese ejercicio, si no la hace, si lo obvia o pasa superficialmente, los cambios que se producen en la persona no son duraderos.