Fuente de origen: Cinco Días a 11/05/12
El Gobierno ha decidido que un drástico saneamiento del ladrillo sano es la mejor manera de calmar las dudas sobre la banca española y meter en vereda a las entidades. La provisión llegará hasta el 52% en el caso del suelo y en total supondrá 28.000 millones de colchón extra. Si algún banco no llega, habrá ayudas públicas en forma de acciones o bonos convertibles con un interés del 10%.
Esta nueva reforma financiera con el objetivo de acabar con la morosidad de los balances bancarios, el ministro de Economía, Luis de Guindos,ha señalado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros: «Lo que hacemos es anticipar el saneamiento, disipando cualquier duda sobre la banca»,
- La situación
Hasta ahora, bastaba con una provisión (apunte contable que se hace en el pasivo, en gastos, como reconocimiento de un riesgo tanto cierto como incierto) genérica del 7% para este crédito, pero la reforma aplica un incremento del 45% a este porcentaje y lleva al total al 52%. La promoción en curso pasa también de ese 7% a un 29% de cobertura (se incrementa un 22%), mientras que la vivienda terminada se duplica y pasa al 14%. Los préstamos con sin garantía real también sufren un drástico incremento: deben provisionarse ahora al 52%.
En estos momentos, se calcula que hay unos 123.000 millones en crédito promotor y activos inmobiliarios supuestamente no problemáticos. Según los cálculos del ministro, las provisiones sobre estos préstamos aumentan de media del 7% al 30% y eso implica un incremento de los saneamientos de 28.000 millones, que se suman a los 10.000 millones que ya se han provisionado para esta partida bajo la primera reforma de febrero.
- La reforma
Los bancos, solos, tendrán de plazo hasta antes de final de año y cuentan con solo un mes (hasta el 11 de junio) para presentar sus planes al Banco de España. En caso de que alguna entidad decida fusionarse para llegar de mejor modo a la nueva exigencia, tendrá de gracia hasta el 30 de junio. Pero estas provisiones pueden dejar a varias entidades financieras en pérdidas o con una merma de capital que imposibilite cumplir la regulación (esa que exige un 8% de capital para los bancos cotizados y un 10% para las cajas) y que financiarse en los mercados en estos momentos resulta, cuando menos, complicado.
Guindos ha defendido que no se aportará dinero público a la banca, aunque esta afirmación solo se basa en su convencimiento de que los fondos serán devueltos.
El Ejecutivo ha establecido un esquema de ayudas públicas que se habilitará a través de acciones o de bonos convertibles contingentes (los famosos cocos, según su denominación en el argot financiero). «Este tipo de inyección de fondos no supone ningún tipo de ayuda pública a las entidades porque estos instrumentos demandarán a los bancos un tipo de interés muy superior al de mercado», ha señalado.
El interés será del 10%, «el doble de lo que paga ahora el Tesoro», añadió. Además, tendrán que devolverse en un plazo que estará en el entorno de los cinco años, siempre que no ocurra uno de los supuestos en los que los cocos se convierten en acciones.
- ¿qué se quiere conseguir?
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