El gobierno estadounidense capitaneado por Donald Trump ha vuelto a ser titular en prácticamente todos los periódicos del mundo, o al menos de los principales. Esta vez su gabinete político ha tomado la decisión de aplicar durísimos aranceles a productos exportados de la Unión Europea como por ejemplo el aceite de oliva, las olivas (verdes), las naranjas, el vino, el jamón ibérico o el queso sólo son algunos ítems de la extensa cantidad que engloba este conjunto de productos afectados.
“El pulso comercial entre EEUU y la Unión Europea se intensifica. La Organización Mundial de Comercio (OMC) respaldó ayer la petición de Washington para imponer aranceles a un catálogo de productos europeos por los subsidios concedidos a Airbus por parte de España, Alemania, Francia y Reino Unido. De esta forma, la administración de Donald Trump tendrá potestad para imponer gravámenes a una lista de bienes por valor de 7.500 millones de dólares (6.800 millones de euros). Las nuevas tasas -de este listado (provisional)- comenzarán a aplicarse a partir de 18 de octubre.” https://www.eleconomista.es/economia/noticias/10118317/10/19/La-OMC-avala-que-Trump-grave-bienes-europeos-por-6800-millones.html (El Economista)
Países como España, Alemania, Francia o Inglaterra serían los principales afectados por estas barreras impuestas por el equipo de gobierno americano ya que éstos son los principales exportadores de productos de toda clase a suelo estadounidense y viceversa. Centrándonos en el caso de España, la situación es realmente alarmante ya que hablamos de un total alrededor de unos 700 millones de euros en exportaciones solo de aceite y vino, siguiendo la lógica del ‘Caeteris paribus’ si los yankees deciden aplicar finalmente los elevados aranceles el número de exportaciones se reduciría considerablemente causando en territorio local un exceso de oferta y por tanto una consecuente bajada de precios en todo el sector alimenticio; ante esta adversidad las empresas deberían empezar a moverse y deberían hacerlo cuanto antes, ya sea buscando nuevas rutas de exportación, nuevos compradores de todos sus productos u otras alternativas como las protestas y manifestaciones contra esta injusta medida norte-americana. Por su parte la Unión Europea no se ha quedado corta y ha decidido responder a EEUU con su misma moneda de cambio diciendo que, ellos harán lo mismo con las exportaciones americanas llegadas a Europa y por tanto las empresas exportadoras americanas se verán envueltas en el mismo problema que las exportadoras europeas.
En conclusión; Estados Unidos y la Unión Europea deberían sentarse en una mesa para hablar, discutir e intentar solucionar sus diferencias sin necesidad de perjudicar a tan grande conjunto de clientes y empresas. Tal vez alguno de estos dos colosos deba dar un paso atrás para juntos poder avanzar dos.
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