El FMI eleva al 3,1% la previsión de crecimiento para España en 2015

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha vuelto a elevar hoy su previsión de crecimiento de la economía española. El organismo que dirige Christine Lagarde espera que el producto interior bruto (PIB) crezca un 3,1% este año y un 2,5% el próximo, según ha desvelado en una declaración al término de la misión que prepara el informe anual del FMI sobre España. Corrige así unas previsiones que hasta ahora habían sido muy conservadoras y se sitúa incluso por encima de la previsión del Gobierno para este año, que oficialmente es del 2,9%.

Esta es la octava vez consecutiva que el FMI revisa al alza sus previsiones sobre España. En abril pasado, el FMI preveía un crecimiento del 2,5% para este año y del 2% para el próximo, tras elevar medio punto en solo tres meses la previsión para este año, que en enero estaba situada solo en el 2% y en abril de 2014, en el 0,8%. La recuperación económica, por tanto, ha ido mucho más rápido de lo que pronosticaba el organismo, que ha sido el que más ha tardado en ver que tomaba cuerpo y en un año casi ha cuadruplicado su previsión para 2015.

El Fondo señala que la economía española «ha rebotado con fuerza y está creando empleo», pero recuerda que el nivel de paro aún es dolorosamente elevado y que persisten puntos débiles, por lo quereclama más esfuerzos presupuestarios y reformas estructurales para mantener el crecimiento y reducir la elevada deuda pública y privada.

Los expertos del FMI señalan que la economía se está beneficiando de los bajos precios del petróleo, la depreciación del euro y la política monetaria expansiva del Banco Central Europeo (BCE), a lo que se une la vuelta de la confianza empresarial y de los consumidores.

Las reformas dan fruto, según el Fondo

El Fondo considera que las reformas del mercado laboral y el moderado crecimiento de los salarios han impulsado el empleo y han ayudado a España a recuperar la competitividad perdida durante la burbuja. La ley de Unidad de Mercado empieza a derribar algunos obstáculos para que las empresas crezcan y la reforma del sector financiero ha funcionado, según el organismo.

Pero el Fondo advierte que hay que seguir haciendo reformas y que, por el contrario, «una marcha atrás en las reformas realizadas crearía incertidumbre y podría paralizar la recuperación, sobre todo si el entorno exterior se deteriorara».

El Fondo cree que hay tres áreas prioritarias en las que seguir avanzando: reformas laborales, reducción de la deuda privada y consolidación fiscal. Entre sus recetas está abaratar el despido (por ejemplo con un contrato único), permitir un mayor ajuste de salarios,subida del IVA para productos que ahora gozan de tipos reducidos y el copago sanitario.

La declaración de hoy es un paso intermedio en la preparación de un amplio informe sobre España. El Artículo IV de los estatutos del FMIestablece que se haga una revisión anual de la economía de los países miembros del Fondo que consiste en una evaluación económica general en la que el personal del organismo analiza las fortalezas y debilidades de cada país, actualiza sus previsiones y propone reformas económicas. El personal del FMI publica una declaración de conclusiones generales al terminar la misión en la que recogen datos y se entrevistan con responsables empresariales y políticos. Unas semanas más tarde someten el informe al Consejo del Fondo Monetario Internacional y lo publican íntegro.

Lo habitual es que el personal del FMI se entreviste con responsables del Gobierno, las empresas, los sindicatos, la banca, los partidos políticos y otras instituciones, básicamente para recabar información y puntos de vista diferentes. En esta ocasión es la primera vez que ha habido reuniones con representantes de Podemos y Ciudadanos, dos partidos que han cobrado mayor importancia en el último año.

Fuente: El País

Análisis personal:

Se está sustituyendo trabajo estable y bien remunerado por trabajos  temporales y peor pagados. Esa creación de subempleo no está dispuesto a consentirla la sociedad.  El PIB hace un año crecía con menor intensidad que ahora, pero el PIB no mide la dignidad de la sociedad que solo acepta empleos mal pagados por no estar mendigando. El PIB no mide la desigualdad, que no para de crecer.  Opino que no únicamente el país debe preocuparse de que el PIB aumente, sino que la distribución de la riqueza no sea tan desigual.

Uno de cada cuatro contratos que se firman dura una semana o menos

Casi el 25% de los contratos laborales que se han firmado en los cuatro primeros meses del año han durado siete días o menos. El porcentaje aún es más alto si solo se tienen en cuenta los suscritos a tiempo parcial, el 28,7%, según el Ministerio de Empleo. El peso creciente de este tipo de acuerdos en el mercado de trabajo español,muy asociados a la precariedad, viene de largo: crecía en 2006 y 2007, años de burbuja; aumentó entre 2008 y 2013, época de hundimiento laboral; y prosigue en 2014 y 2015, tiempo de recuperación.

La temporalidad es la gran enfermedad del mercado laboral español. Y a tenor de las estadísticas mensuales de contratación, está lejos de solucionarse. El pasado mayo solo el 7,9% de los contratos firmados eran indefinidos. Pero cuando se baja al detalle de la duración concreta de los contratos, la situación se agrava. Hasta el pasado abril —último mes con cifras desmenuzadas, los datos detallados de contratación se publican días más tarde que los de paro registrado, prestaciones y contratos agregados— el 24,4% de todos los compromisos laborales suscritos apenas se prolongaban una semana como máximo. En concreto 1.333.837 de un total 5.476.901, incluyendo tanto los temporales como los fijos.

El peso de estos acuerdos de muy corta duración crece todavía más cuando se analizan solo los de los empleos a jornada parcial. En este caso, el porcentaje sube hasta el 28,7%. Esto se explica porque mientras el incremento de los contratos de siete días o menos han crecido un 48% para los de jornada completa, el salto ha sido del 123% para los de empleos por horas.

Acuerdo para el pacto salarial

Los sindicatos mayoritarios (CC OO y UGT) y las patronales (CEOE y Cepyme) firman hoy oficialmente el pacto salarial que lograron en mayo. Según ese acuerdo, para este año estas organizaciones recomendarán a sus negociadores de convenios colectivos que pacten incrementos de salarios de hasta el 1% este año y de hasta el 1,5% el que viene.

Aunque el pacto y sus detalles trascendieron hace unas semanas, la firma oficial no se ha podido formalizar hasta hoy porque todavía faltaba que lo aprobaran los órganos de gobierno de las cuatro organizaciones. La última ha sido CC OO, cuyo Consejo Confederal dio el visto bueno el martes de la semana pasada.

Hay que tener en cuenta que un contrato no es sinónimo de un puesto de trabajo. La estadística de contratos, que elabora el Servicio Público de Empleo, dependiente del ministerio del ramo, es un flujo en que se agregan los contratos ultracortos (los hay hasta de una hora), los muy cortos, los cortos, los de una duración indeterminada o los fijos. Los contratos de duración indeterminada son un grupo muy amplio dentro de los temporales ya que engloba a la inmensa mayoría de los contratos de obra o servicio (el 39% del total en abril). Esta es la segunda modalidad contractual más utilizada tras los llamados eventuales o de circunstancias de la producción (42%), en la que se encuadran mayoritariamente los contratos de siete días o menos.

Las estadísticas de contratación son una de las pruebas de la precarización creciente del mercado laboral en España. Y es una tendencia que trasciende las coyunturas económicas y las reformas laborales. Durante todo 2006, los contratos de una semana o menos representaban el 14,7% de todos los firmados en ese año. Al siguiente, 2007, este porcentaje creció hasta el 15,1%. Y así ha continuado durante todos los ejercicios hasta ahora, que ha llegado casi al 25%. La misma cadencia han seguido los contratos de los empleos por horas, pero con unos puntos porcentuales por encima, excepto en 2011. Además, en este caso, se añade la circunstancia de que esta modalidad de empleo ha ido ganando protagonismo: en abril de 2006 suponían un 21,7%; este año, el 33,6%.

En todo este tiempo, España ha vivido los años finales de la burbuja —en los que la tasa de paro llegó a caer al mínimo en democracia, 7,9%—, el desplome del mercado laboral —3,7 millones de empleos destruidos— y, ahora, una recuperación —por primera vez a la salida de una crisis se crea empleo por debajo del histórico listón del 2% de crecimiento del PIB—. Y en lo referente a las reformas laborales (casi siempre con la lucha contra la temporalidad señalada como un objetivo prioritario en la exposición de motivos de la ley en la que cristalizaban los cambios), ha habido al menos cuatro dignas de ese nombre (2006, 2010, 2011 y 2012) y bastantes modificaciones menores de la normativa laboral.

Todos estos datos conjugados explican que la duración media de los contratos temporales haya caído mucho en los últimos nueve años: en todo 2006 fue de unos 80 días; en 2014, había bajado a poco más de 53 días. La asociación de este tipo de contratos (temporales y por horas) a la precariedad también se observa en los sueldos o en la voluntariedad de los mismos. Por ejemplo, los trabajadores a tiempo parcial, que en el 60% de las ocasiones preferirían trabajar toda la jornada, ganan 10,7 euros por hora, seis menos que quien tiene un empleo de ocho horas diarias.

Fuente: El País

Análisis personal:

Nuestro país paga los sueldos que puede pagar, y por el tiempo que los puede pagar. Si algo bueno tiene este periodo, es el sinceramiento de nuestra realidad económica. Siempre fuimos, somos y seremos pobres, únicamente hemos disfrutado de un periodo artificial de bienestar, gracias al dinero ajeno, que ahora debemos devolver. Basta ver repasar nuestra historia de pobreza, cuando nuestros abuelos y padres se iban del país buscando un futuro. Opino que, los puesto de trabajo serán cortos y seguramente mal remunerados, pero igualmente son necesarios para poco a poco ir saliendo de este agujero negro económico en el que vivimos.

La moratoria hotelera frena la llegada de cadenas de lujo a la Ciudad Condal

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La victoria de Barcelona en Comú para la Alcaldía de la capital catalana ha arrojado dudas sobre el desarrollo de algunos de los proyectos hoteleros más emblemáticos que deben materializarse en los próximos meses. El más que probable nombramiento de Ada Colau como alcaldesa en sustitución del convergente Xavier Trias lleva aparejada una nueva política para ordenar el sector turístico de la Ciudad Condal, que tiene como medida estrella una moratoria en la concesión de licencias para la apertura de nuevos hoteles.

El efecto más palpable de esa decisión sería dejar en el limbo el nuevo hotel Four Seasons que se ubicaría en el antiguo edificio Deustche Bank de Barcelona (ahora en manos del grupo KKH), el Hyatt que debe ubicarse en la Torre Agbar (promovido por Emin Capital) o el hotel Me de Melià proyectado en el centro de la capital catalana. En los dos primeros casos se trata de cadenas internacionales de lujo que llevaban años intentando aterrizar en Barcelona.

En el caso del Me, que iba a abrir en la calle Caspe, en el antiguo teatro Novedades, está a la espera de permisos municipales. Este proyecto, complementario a la ampliación del Zara del Passeig de Gràcia, tendría 5.000 metros cuadrados de techo construible tras la inversión de más de 30 millones.

Fuente: El Economista

Análisis personal: Barcelona es un caos de visitantes. Las llegadas masivas de turistas, han propiciado el no poder ver ni estar con la tranquilidad adecuada. Los autobuses no pueden aparcar para recoger a los turistas. Los aforos públicos limitadísimos. Los grupos de visitas, esperando, unos tras otros. Los precios carísimos y los amigos de lo ajeno perturbando la tranquilidad en el recorrido. Han de poner límites a tanta afluencia. Ayuntamiento, Hosteleros, Agencias de viajes y todas las entidades afectadas han de rediseñar, determinar, coordinar, ordenar y objetivar las visitas y estancias en la Ciudad Condal o morirán de éxito.

La gasolina vuelve a subir y marca su precio máximo del año

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La gasolina retoma la senda de las subidas a medida que se acerca el verano. El litro cuesta de media ahora en España 1,318 euros. Son solo 0,003 euros más que la semana pasada. Sin embargo, supone una nueva subida que lleva al litro de gasolina a su máximo precio este año: cada litro cuesta ya 16 céntimos más que al iniciarse 2015, según cifras del Boletín Petrolero de la Unión Europea, que se distribuye cada semana.

El gasóleo, por su parte, se paga ahora a 1,20 euros el litro. También es más caro que cuando comenzó el año, pero la diferencia es algo menor, de 10 céntimos. Su precio máximo del 2015 (de 1,204 euros) lo alcanzó la segunda semana de mayo.

Céntimo a céntimo, el combustible pesa cada vez más en los bolsillos españoles este año, y eso a pesar de que las empresas han comenzad una batalla por clientes que les lleva a lanzar ofertas. Llenar un depósito de gasolina con 50 litros de gasolina costaba la primera semana del 2015 en total 57,5 euros. Ahora hay que pagar 65,9 euros, es decir, 8,4 euros más en solo seis meses. En cuanto al gasóleo, ha pasado de costar 55,1 euros a 60 euros, es decir, 4,9 euros extra por depósito.

El principal responsable de la subida del precio es el coste de la materia prima, el barril de petróleo. Aunque el precio de la gasolina y el crudo no son exactamente correlativos (en el precio final del combustible se incluyen el refinado, la distribución y unos elevados impuestos), los cambios en los mercados de petróleo sí tienen impacto en los surtidores. El barril de brent (el de referencia en Europa) vivió una fuerte bajada de precios al inicio del año, cuando marcó su coste mínimo en años: el 13 de enero se cotizaba en los mercados internacionales a 46,59 dólares. Desde entonces, sin embargo, se ha ido revalorizando poco a poco, y este jueves cuesta 63,86 dólares, es decir, un 37% por encima de su mínimo anual.

Combustible más barato que hace un año

A pesar de que a lo largo del año el precio del petróleo (y de rebote, el del combustible) ha ido creciendo, todavía cuesta menos que en 2014 llenar el depósito. En junio de 2014 el barril de petróleo costaba 115 dólares (51 dólares más que ahora). Y la gasolina costaba 1,42 euros, es decir, 11 céntimos más que este mes de junio. El gasóleo se pagaba a 1,32 euros el litro, lo que supone 12 céntimos más que la última semana.

¿Cómo se traduce esto en el bolsillo de los españoles? Que llenar el depósito con 50 litros esta semana de gasolina es 8,4 euros más caro que el inicio de 2015, pero todavía cuesta 5,10 euros menos que hace un año por las mismas fechas. Y en un depósito de diésel, el ahorro con respecto a junio del 2014 es en total 6 euros más barato.

Fuente: El País

Análisis personal: Es evidente que la situación socioeconómica actual, originada por la crisis energética en que nos encontramos, exige una respuesta de la ciencia y tecnología, que resuelva esta situación tan critica, que está originando el estado en que se encuentra el sistema evolutivo de los pueblos industrializados del mundo. Pero la cuestión es que siempre pagarás más. La mejor prueba de ello es el recibo de la luz. Mucha gente se ha gastado el dinero comprando electrodomésticos eficientes o lámparas de bajo consumo en aras de reducir la factura de la luz. Cuando ésto ha sucedido, se ha incrementado el precio de la potencia contratada y con ello, el coste del recibo, aunque el consumo sea inferior, ha continuado subiendo.

Draghi descarta retirar las compras masivas de bonos antes de tiempo

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Vuelven la inflación y el crecimiento, si bien a ritmos muy pobres. Pese a esa leve mejoría, el Banco Central Europeo (BCE) anunció ayer que no tiene ninguna intención de reducir el ritmo de compras de activos o de terminar antes de tiempo con ese revolucionario programa, que ha permitido a Europa recuperar sus signos vitales. Una retirada prematura no entra en los planes de Fráncfort, dijo el jefe del BCE, Mario Draghi, frente a quienes piensan —básicamente, en Alemania— que se ha extralimitado. Con los tipos de interés próximos al 0% para mucho tiempo, Draghi invitó a los mercados a acostumbrarse a convivir con altos niveles de volatilidad.

El BCE emprendió una auténtica revolución en marzo, con las compras multimillonarias de activos que tan mal han sentado en las escuelas de pensamiento económico más ortodoxas. Después de esa pincelada para la historia, Draghi se limita a ver cómo se seca la pintura en la pared: el QE europeo —las adquisiciones masivas de bonos, por sus siglas en inglés— está aquí para quedarse. El presidente del BCE constató que la recuperación va en línea con lo previsto.

La inflación, aún en niveles muy bajos, coge aliento lentamente, el crecimiento ha vuelto pese a la aparición de algún dato menos positivo de lo esperado, y las condiciones financieras se normalizan. Frente a quienes consideran que llega tarde y tiene que hacer más, y frente a los que opinan lo contrario —que ya ha hecho demasiado—, Draghi insistió en que su política monetaria ultraexpansiva funciona al ritmo adecuado. En otras palabras: dijo que no va a modificarla ni un ápice, pese a las voces de alarma que advierten de que bajo la relativa calma actual puede estar gestándose la próxima burbuja.

Los mensajes del jefe del BCE son siempre ambivalentes, y junto a ese recado expansivo dejó un puntilloso aviso a navegantes. “Con los tipos de interés tan bajos, los mercados van a tener que acostumbrarse a estos niveles de volatilidad”, dijo en referencia a las rápidas subidas de los intereses en el mercado de deuda. Quienes esperaban una muestra de preocupación por ese flanco se llevaron un chasco. “Si fuera necesario, podemos reconsiderar el volumen y el diseño de nuestras medidas, pero ahora mismo el consejo de gobierno del BCE es unánime en que no hace falta”, subrayó.

Draghi solo ofreció en la rueda de prensa celebrada en los cuarteles del BCE un matiz nuevo; un leve y casi imperceptible movimiento. Los mercados interpretaban hasta ayer que iba a mantener el quantitative easing europeo con toda seguridad más allá de septiembre 2016, a razón de 60.000 millones mensuales, hasta sumar más de un billón de euros para reavivar la inflación. Las previsiones del sector privado, al fin y al cabo, son menos optimistas que las del Eurobanco, y si la velocidad de crucero de la economía fuera inferior a la que vaticina el BCE eso requeriría ampliar el programa de adquisiciones para devolver los índices de precios al sacrosanto 2%.

Baño de confianza

Draghi se dio un baño de confianza: subrayó que sus pronósticos están acertando, y por lo tanto entreabrió la puerta a la posibilidad de cerrar el QE en la fecha prevista, otoño de 2016, sin más dilación. En ningún caso, eso sí, tiene previsto bajar la persiana antes de esa fecha, para desesperación de los halcones (partidarios de una política monetaria menos alegre).

El mensaje fue claro: el QE acabará en septiembre del año próximo, en función de lo que suceda entonces. Draghi no se ata las manos. Fráncfort lleva con los tipos de interés en torno al 0% desde hace tiempo. Se ha embarcado en compras de todo tipo de activos, incluida la deuda pública. Y ha logrado así estabilizar las expectativas de inflación y la vuelta de un tímido crecimiento. “La inflación ha rebotado este año y la recuperación va por buen camino, aunque el crecimiento puede haber perdido algo de ímpetu”, explicó.

Draghi ve menos riesgos, pese a que a corto plazo Europa se enfrenta a un momento decisivo en breve con el enésimo capítulo de la crisis griega. Cree, en fin, que el BCE está haciendo lo adecuado: no hay burbujas, y si aparecen no pueden combatirse con política monetaria. Y apuesta por usar toda la munición. “No insistan, así lo ve el consejo de gobierno”, zanjó ante las reiteradas preguntas de la prensa germana.

Frente a quienes insisten en que Europa está a un paso de volver al borde del precipicio, Draghi sigue a lo suyo. Sí apuntó que los bajos tipos de interés están haciendo mella en las aseguradoras, pero se lavó las manos al afirmar que son los reguladores quienes deberían flexibilizar los criterios de inversión que imponen a ese sector. En el capítulo de consejos, tan habitual en sus ruedas de prensa, dejó hasta tres adicionales. Uno: pidió un “acuerdo sólido” para Grecia, que incluya “medidas prioritarias” a muy corto plazo para devolver al país a la senda adecuada. Dos: reiteró a los Gobiernos que deben seguir con las reformas. Y tres: recordó que esta crisis tiene varias cabezas, pero que se alumbró en el sector financiero, y en particular en el sector financiero estadounidense.

“No sabemos por dónde saldrá la próxima crisis”, apuntó, “pero deberíamos hacer todo lo posible para que el sistema sea más robusto y resistente. La regulación y la supervisión financiera dejaron mucho que desear en los primeros años de la pasada década. Eso tiene que cambiar”, zanjó.

Fuente: El País

Análisis personal: Pues, seguir dentro del euro y pagar todas sus deudas son ideas totalmente incompatibles. El euro está mal diseñado desde sus inicios. Si hay una moneda única, tienen que ser únicos las cosas que van con la moneda, es decir la recaudación fiscal y los presupuestos generales. Mientras el euro no vaya de la mano de una Hacienda única y de unos presupuestos únicos para la zona euro, el euro sólo puede traer problemas.