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«Todos hacen smartphones que duren una media de dos años»
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«En España estas prácticas no son delito, están permitidas»
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«La japonesa Casio no es sospechosa de obsolescencia programada»
«Se pueden fabricar las cosas de otra manera». El lema de la Fundación Energía e Innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada (Feniss) anima a su presidente, Benito Muros, a combatir las malas prácticas que en su opinión realizan todos los fabricantes de tecnología.
En un encuentro con elEconomista, el también piloto de avión recalca que la investigación que ahora sufre Apple en Francia por la presunta obsolescencia programada de sus iPhones más antiguos solo es la punta de un iceberg que también afecta a la totalidad de los fabricantes de smartphones y de productos de tecnología de consumo.
¿Qué es la obsolescencia programada?
En pocas palabras, la obsolescencia programada alude a las prácticas que acortan la vida útil de los productos de forma premeditada por parte de los fabricantes, para obligar a los consumidores a comprar una y otra vez los mismos productos.
El caso de Apple ha saltado a la opinión pública, pero sospecho que no es algo exclusivo de la compañía californiana.
Claro que no. No es solamente Apple. Todos los fabricantes practican la obsolescencia programada. Todas las marcas de móviles actúan, más o menos, de la misma forma y producen los móviles para que duren una media de dos años, que es el periodo de garantía.
¿Tiene pruebas de esto tan grave que asegura?
Sí, por supuesto. Llevamos 15 años investigando y conocemos perfectamente cómo se practica la obsolescencia programada. Disponemos de pruebas técnicas realizadas en todo tipo de aparatos electrónicos. El asunto que mejor conozco es la iluminación, pero los circuitos electrónicos son más o menos parecidos.
Según su opinión, ¿qué artimañas utilizan los fabricantes para acortar premeditadamente la vida de los productos?
Hay muchos caminos. Pueden introducir de forma remota software que provoca anomalías en el teléfono o fallos en la batería, donde el coste de la reparación viene a ser superior al de la compra de uno nuevo. De una u otra forma, todos los fabricantes lo hacen. Unas veces a través de la carcasa, otras por el circuito electrónico, donde incluyen componentes que están infradimensionados para que fallen al agotar el periodo de garantía, o por medio del software. Estas son prácticas habituales, que se llevan haciendo desde los años 30 con todo tipo de aparatos para agotar la vida útil del producto y ajustarlo al periodo de garantía y así lanzar otro modelo inmediatamente después.
¿Esa actuación que alude podría ser delictiva en España?
En España no es delito, ya que está permitido a través de la ley de garantías. No estamos acostumbrados los consumidores a leernos la letra pequeña de las contratos de garantías, pero si nos las leyéramos veríamos que no existe ningún tipo de protección sobre este asunto.
¿Cuál es el plazo en el que empiezan a surgir los primeros indicios de obsolescencia programada?
Suele situarse de media entre los dos y los cuatro años, dependiendo un poco de la marca. Lo que ocurre es que a partir del segundo año ya empiezan a funcionar de forma más lenta, sin aceptar determinadas aplicaciones, la batería muestra mayor desgaste sin posibilidad de recambio, con fallos en los componentes…
Esos problemas se evitarían si no se ejecutan las actualizaciones de ‘software’?
No tiene mucho que ver, porque incluso los componentes electrónicos de los circuitos modernos, tipo condensadores electrolíticos, sufren un desgaste incluso aunque no funcione el aparato.
¿Cree que los fabricantes pueden incorporar algunas líneas de códigos en sus programas para que en cierto plazo se activen determinadas funciones que acorten la vida útil de los dispositivos?
Perfectamente. O se introduce a través de la Red, por medio de las actualizaciones periódicas. Es famoso el caso de las impresoras HP, que anteriormente utilizaban un chip, un contador, que cuando alcanzaba un número determinado de copias colapsaba el equipo. En ese momento, al llevarlo a reparar, comprobabas que arreglarlo costaba más que adquirir una impresora nueva. Eso es muy habitual.
¿El consumidor dispone de alguna herramienta para defenderse?
No, ni en España ni en Europa existen armas que lo contrarreste, aunque los franceses son los más avanzados. En España, la Ley de Garantías permite este tipo de prácticas y, por lo tanto, el consumidor está completamente indefenso. Lo único que podemos hacer es protestar y reclamar que llegue una ley que luche contra estas cosas, pero mientras tanto cualquier fabricante puede actuar como quiera. Tenemos que tener en cuenta que un consumidor, a lo largo de su vida, puede pagar entre 50.000 y 60.000 euros de más por adquirir aparatos electrónicos que están programados para morir.
Pero entiendo que los usuarios tenderán a rechazar esas marcas cuyos productos se estropean antes de lo debido.
Es un tiempo muy bien calculado desde el punto de vista del marketing, para que el usuario siga siendo fiel a las marcas. Además, en qué fabricante vas a confiar, cuando todos hacen lo mismo.
¿Me dice alguna empresa que no sea sospechosa de obsolescencia programada?
Sí, la japonesa Casio.
Comentario: Me parece curioso que este tipo de producción tenga un nombre técnico. De siempre se ha supuesto que muchos productos ya los venden con una fecha de caducidad que hará que tu móvil u otro aparato se estropee a los dos años, más o menos, pero es al parecer es un tema mucho más serio, sobretodo teniendo en cuenta que un consumidor, a lo largo de su vida pagará unos 50-60.000 € por comprar aparatos que mueran al cabo de los años.
Es muy curioso también como el marketing estudia estos tiempos para asegurar la fidelidad del cliente y que este factor no le haga pasarse a la competencia.
Fuente: El Economista.es
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