La marca tendrá la misión de consolidarse y estabilizarse en el año en el que llega la competencia con una figura como la de Elon Musk que ha aportado altibajos a la compañía a lo largo de todo 2018.
Es más que posible que Tesla cierre el año con un balance positivo en bolsa, algo a lo que las demás marcas no podrían ni aspirar si hubieran tenido un año parecido al de la firma de Palo Alto. En los últimos 365 días, la marca de coches eléctricos ha presentado dos balances económicos negativos, uno positivo, Elon Musk disparó sus acciones con un tuit, acciones que se desplomaron al mes siguiente por no cumplirse ese tuit, y el mismo Elon ha dejado de ser presidente de la marca. Con todo, sumados retrasos en producción y entregas, Tesla cerrará en verde.
Tesla es una marca peculiar y aún más lo es su cara visible Elon Musk. Aunque los inversores desearían un poco menos de Musk en 2019, su figura es indispensable para entender cómo, por ejemplo, en junio su cotización subió pese a presentar un balance negativo de beneficios. A ello se suma que, tras meses y meses de retrasos, Tesla consiguió producir por primera vez 5.000 unidades del Model 3 en una semana, previa construcción de una línea de montaje improvisada bajo una carpa.
Destacar cuando a principios de agosto, Musk anunció la privatización de la marca en Twitter y sus acciones se dispararon a máximos históricos (379,57 dólares por acción), pero en apenas dos días quedaban por debajo del valor que tenían antes del tuit por las informaciones que apuntaban a que, finalmente, esa privatización no se produciría. No solo no se privatizó la marca, sino que el SEC, el regulador del mercado estadounidense, demandó a Elon Musk, que se vio forzado a dejar su cargo de presidente de la marca, aunque manteniendo el de CEO, y a pagar 20 millones él y 20 millones Tesla para evitar males mayores, como la inhabilitación. El valor de la firma californiana tocaba fondo entonces, a principios de octubre (250,56 dólares por acción).
Elaborado por Pol Carbonell
Fuente: El Periódico